
“De la misma manera que hubo un tiempo en el que ignorábamos el impacto de nuestras industrias sobre el medio ambiente, muchas empresas ignoran hoy el hecho de que están destruyendo la ecología humana y contaminando sus propias organizaciones y la sociedad con unas prácticas que la perjudican y deshumanizan, cuando no permiten que sus empleados cumplan sus roles como miembros de una familia y de una comunidad.
Vivimos ya en un mundo permanentemente conectado. El planeta Tierra es una aldea global que debe afrontar la “incómoda” verdad de lo que vengo llamando “contaminación social” y su insostenibilidad: individuos deshumanizados y “contaminados” por una sociedad sin valores.
Preservar la salud social y la ecología de las personas, de las familias y de las comunidades humanas es tan importante y urgente para la economía como preservar el medio ambiente, cuyo deterioro no deja de ser consecuencia del deterioro de la ecología humana”
Nuria Chinchilla