
“El concepto de Cristiandad es profundamente ambivalente. Entiendo en estas páginas por tal la organización sociopolítica que se formó en Europa occidental a lo largo de la Baja Edad Media (siglos XI-mediados del siglo XV). La Cristiandad fue una de las posibles concreciones sociales del cristianismo, pero nada nos autoriza a identificarla con la organización sociopolítica cristiana par excellence, en el supuesto caso de que hubiera alguna.”
“La actitud que se adopte ante el problema de la Cristiandad medieval puede ser muy diversa. Si se intenta mantener el statu quo sociopolítico nos encontramos ante una actitud clerical: la resolución de los problemas temporales estaría a cargo, más o menos directamente, de quienes ejercen el “munus regendi Ecclesiae”, es decir, de la jerarquía eclesiástica, ya que desde esta óptica se piensa que el poder temporal del príncipe es derivado del poder espiritual. Una radicalización de esta actitud clerical la encontramos en el tradicionalismo, el cual, partiendo de la Cristiandad medieval como la concreción in terra de la “esencia del cristianismo”, alienta como íntimo desideratum un regreso a la sociedad y a la cosmovisión medievales.
Quienes sostengan que el origen remoto de ambos poderes es el mismo —Dios—, pero los fines a los que se debe tender son distintos —el bien común sobrenatural en el primer caso, el bien común temporal en el segundo—, estarían llevando a cabo un proceso de secularización, entendido como una toma de conciencia de la autonomía relativa de lo temporal. Autonomía relativa porque, según esta teoría interpretativa, por su mismo origen lo temporal se halla anclado en una perspectiva trascendente.”
Mariano Fazio en “Historia de las ideas contemporáneas”.