homo aestheticus

El arte y la belleza forman parte también del ADN del ser humano. Desde las danzas y los relatos en torno al fuego a las pinturas o esculturas rupestres de los primeros seres prehistóricoshasta los modernos y contemporáneos “graffiti” urbanos, comprobamos que, tanto nosotros como nuestros antecesores, pertenecemos a la raza que podríamos denominar “homo aestheticus”. Podemos decir que necesitamos todos los días una cierta dosis de belleza para seguir viviendo. En el arte confluyen todas las dimensiones de la persona, como son la parte emocional y la intelectual, la social, la personal y la religiosa.

Además la actividad artística constituye un campo de pruebas para conocer mejor al ser humano y su actividad. En ella se unen el juego y el trabajo, el placer y el duro esfuerzo formativo. Dicho en términos un tanto cultos, podríamos decir que aquí se encuentran el “homo faber” y el “homo ludes”, el hombre que trabaja y el que juega, el insaciable deseo de divertirse y la necesidad de seguir trabajando. Así la estética se convierte -según Pareyson- en “toda la filosofía reflexionando sobre los problemas del arte y la belleza”.

Pablo Blanco

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