
El amor, más que en sentimientos, consiste en hacer feliz a la persona amada. Por eso podemos afirmar que amor es:
Conocimiento y deseo del otro. Desear es buscar con afán lo que no se tiene. La inclinación a la plenitud nos hace desear y amar aquello que nos perfecciona. Amar es gozar de esa plenitud que es fruto de la unión. Previo a esto es conocer al otro. Ningún amante se conforma con un conocimiento superficial de la persona amada: busca conocer del todo hasta llegar a la identificación.
La afirmación del otro. Amar es afirmar todo lo bueno de la persona amada. Esto incluye perdonar sus defectos. “¡Sé que tú no eres así!”. Amar es afirmar al otro también cuando no está presente, amar es recordar, evocar la presencia del amado mediante los recuerdos de los momentos bellos e intensos del pasado.
Anticipación del futuro. Disponer del futuro mediante la elección de queso que está en nuestro poder. Amar es ponerse en el lugar del otro y elegir aquello que el otro elegiría. Ponerse en el lugar del otro es una de las claves para que el amor pueda consolidarse y crecer: cuando esto falta nace la discordia.
Manifestación del amor. La persona es fuente de novedades, tiene una faceta creadora que debe manifestarse también en el amor. El amor aguza la capacidad de superar las dificultades para unirse y conocer al amado, busca siempre nuevas formas de afirmación del otro. Decía Platón que amar es el deseo de engendrar en la belleza. El regalo, el don es la forma más bella de manifestar el amor. Esto supone entenderse a uno mismo como don.