Reflexiones para enamorados 

 o El amor es como el pan: si no es del día, se queda duro 

Cada día hay que volver a amar. No se puede vivir de las rentas. Si no afirmo cada día, con palabras y hechos, que le amo, el corazón se endurece.

 o En amor solo hay dos calificaciones: sobresaliente o suspenso 

Hay un amor y muchos sucedáneos. La naturaleza del amor es tal que solo se puede amar dándolo todo, y sin exigir correspondencia. En amor, los sucedáneos son más baratos pero no funcionan. 

o La relación que te hace mejor es buena; la que te hace peor es mala 

Cuando se aprecia al otro, es bueno que surja el deseo de darle el mejor yo: “no quiero darme así de defectuoso”, “él se merece más”. No es malo que aparezca cierto sentido de indignidad, pues significa que apreciamos el valor sagrado de la intimidad que nos acoge. Esta es la fuerza que hace que queramos mejorar libre y eficazmente: entregar al otro algo más valioso, menos indigno. Se crea así una sinergia que necesariamente mejora. 

o El aire de los pulmones del amor es la confianza: sin ella, se ahoga 

Es mejor estar dispuesto a ser engañado que negar al otro la confianza. Al principio, puede parecer que se pierde; al final, vence la bondad. En el noviazgo se debe conocer si el otro es digno de mi confianza. No significa pasar todo por alto: cada uno debemos exigir que se nos respete. Pero respetar al otro implica no dudar de él, de su intención. 

o En boca cerrada no duran los amores 

Es esencial llevar al día la verdad. De otra manera, se acumula y se hace una bola que no hay garganta que pueda tragarla. Ser sincero es el medio para llevar lo que habita mi intimidad hasta la suya, y para traer la suya hasta la mía. Hablar y escuchar, para tratar de comprender. 

 o El amor dominante no es amor, eso es posesión 

El único dominio que conoce el amor es el sometimiento voluntario que suscita la entrega del otro. Las estrategias de dominio son siempre desgraciadas. El amor da alas, no tiende cadenas. La única cadena que conoce es la coacción que supone el amor incondicional recibido.

 o Entre amantes, mandar es pedir por favor 

La naturaleza del amor necesita la libertad. El amor se ha embrutecido si necesita manifestar, explícitamente o con amenazas, sus deseos. Aunque sea más lento, no es bueno romper con esta norma del amor. 

o Lo que no subas hoy, lo subirás mañana… con más kilos 

El noviazgo es un tiempo formidable de la vida que, como las monedas, tiene cara y cruz. Subir a la cima en el amor exige una dolorosa purificación del yo, purificación de todo lo que no me permite amar mejor. Afirmar el tú significa negar el propio yo en muchos aspectos para ser capaz de crear el ‘nosotros’. Tarde o temprano, hay que pasar por esta lenta purificación. Por eso, no importa sudar en el noviazgo: al subir esas rampas nos conocemos mejor y también al otro; además, se hace con la libertad del que no se ha comprometido definitivamente. 

o “Jugar a novios” daña seriamente la salud del corazón 

Ser novios supone una etapa de relación entre dos personas que consideran posible unir sus vidas en un futuro, y se abren paulatinamente para conocerse y confirmar o desechar expectativas. Salir con una persona porque gusta, durante un tiempo –un verano, hasta que me canse, mientras dure una circunstancia…- es jugar. Si uno de los dos va en serio, terminará herido por quien está jugando. 

o Yo puedo deformar mi visión de la realidad, pero la realidad no se deforma 

La realidad no se deja manipular. Si una persona no me conviene, por más que quiera convencerme de que es la mejor para mí, seguirá sin convenirme. Y el tiempo dará la razón a la realidad, no a mi “montaje” mental. 

o Cualquier complicidad entre amantes es pan para hoy y hambre para mañana La complicidad para el mal acaba desuniendo. El entendimiento entre amantes es tan grande que resulta fácil que se comparta la atracción por el mismo mal. Aunque une mucho hacer el mal juntos, hacerlo cogidos de la mano no hace bueno lo malo; y lo malo, como es mentira, termina por desunir. Cualquier complicidad es un boomerang que, aunque se pierda de vista, acaba volviendo y golpeando a sus autores… 

o El cuerpo, como la sal, debe ajustarse a cada plato 

Es verdad que la atracción física en muchos casos es la que despierta el proceso amoroso, pero pensar… ‘enganchado lo tendré’, ‘más mío será’… es una estrategia peligrosa. Aunque el cuerpo sea cebo para picar, usarlo para “alimentar el bicho” es contraproducente. Cada etapa de la relación exige su adecuada y verdadera relación corporal. Medir el amor por la cantidad de cuerpo que se da… no es acertado. La máxima entrega física no es la mejor manifestación del amor; la mejor es la que sea verdadera.. Lo mejor no es la máxima entrega física, sino la máximamente verdadera, la entrega física adecuada a la relación. 

José Pedro Manglano

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