El amor conyugal II: Darse

Amar, sobre todo, significa darse sin reservas, sin interrupciones, sin querer recuperar cada día una parcela de un don que una vez lo  hice total. Un don que tú haces de de ti mismo al otro. Por ninguna razón que lo motive. De un modo gratuito. Simplemente lo amas. Te das. No nos cuesta ser generosos, hasta elegantes, dando cosas: regalos sofisticados, obsequios deslumbrantes… Nos cues ta darnos. 

Pero es el gran reclamo del amor: «No quiero tus cosas, te quiero a ti: todo tú, sólo tú». «Mi padre, decía aquel muchacho, lo daría todo por mí, pero nunca tiene diez minutos para darme… » Amar no es dar cosas. Es darte tú. Darse uno mismo es  una actitud profunda en el ser que renuncia a vivir en función de sí, que abre sus puertas y es capaz de arriesgar intimidad, que está atento al otro, a su escucha y lo acoge. Que busca la felicidad del otro. Os llamaría la atención sobre tres signos de v eracidad de este don:  

La palabra . Observad que al enfadaros es lo primero que os negáis: dejáis de hablares. Habéis cerrado las puertas y os replegáis en vosotros mismos. Sin embargo, cuando te dices y abres tu corazón en las pequeñas y en las grandes cos as, te das.  

El encuentro sexual . Cuando, más allá de satisfacer las necesidades, quiere expresar y ser signo de tu ofrenda al cónyuge y de su aceptación. Si te niegas fácilmente por cualquier pretexto, si rara vez surge de ti la solicitud, ¿dónde está tu don?  

La respuesta . A esas peticiones verdaderas del otro. Si estás atento, las descubrirás, y si eres capaz de darte, las responderás en tu medida, Te estás dando. Después, los pequeños o grandes obsequios, recobran toda su significación. El amor hace siempre referencia a la vida. El don es lo que hace vivir, lo que nos ayuda a ser. Si nosotros somos, si existimos, es porque nuestro Dios es, antes que nada, El-QUE-SE-DA. Él es el amor. Y entre nosotros es lo mismo. Y no sólo porque os dais surgen a través d e vosotros nuevos seres, vuestros hijos. Cada uno de vosotros sois, existís, en la medida en que cada uno hace don de sí al otro. Todos tenemos esa experiencia de que es el amor que se nos da lo que nos hace ser. Tu don es lo que le hace ser al otro, y cuando le niegas tu don, le estás negando el ser al otro. 

Deja un comentario